Robo de identidad: Cómo una póliza personal puede ser tu mejor defensa

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Hace poco leí el artículo «¿Piensa que le robaron su identidad?» de Javier A. Moya, Subdirector del Seguro Social en Puerto Rico e Islas Vírgenes, y me pareció oportuno compartir algunas recomendaciones adicionales desde el punto de vista de un agente de seguros. En su escrito, Moya explica cómo los delincuentes utilizan distintas estrategias para obtener la información personal de sus víctimas: llamadas falsas, correos engañosos y amenazas que buscan manipularnos para entregarles datos sensibles, como nuestro número de Seguro Social. También recalca algo importante: el robo de identidad es un problema serio y debemos actuar rápido para minimizar el daño. Pero, ¿qué pasa después de esa primera reacción? ¿Qué pasa cuando el daño es mayor de lo que esperábamos? Ahí es donde un seguro puede convertirse en un verdadero respaldo.

Cada vez es más común ver personas preocupadas por este tipo de delitos. Y no es para menos. Un robo de identidad puede llevar a cargos fraudulentos en tus cuentas bancarias, préstamos solicitados sin tu conocimiento e incluso a problemas legales que tardan meses o años en resolverse.

Por eso, muchas pólizas de seguros personales ahora ofrecen coberturas adicionales o endorsements específicos para protegerte en estos casos. Estas coberturas te pueden ayudar con:

Gastos legales: Si necesitas un abogado para defender tu identidad o resolver problemas derivados del fraude.
Reembolso por pérdida de ingresos: Por el tiempo que tengas que dejar de trabajar para resolver el problema.
Costos de restauración de identidad: Servicios profesionales que te guían en el proceso de recuperar tu identidad y limpiar tu historial crediticio.
Monitoreo de crédito: Algunas pólizas incluyen vigilancia continua de tus cuentas para alertarte de cualquier actividad sospechosa.

Lo que más me dicen mis clientes es que el proceso de resolver un robo de identidad puede ser abrumador. Tener un seguro que te respalde no solo alivia el costo económico, sino también el estrés emocional. Saber que no estás solo en ese momento difícil marca la diferencia.


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